ATANASIO PAUL MAELLA

Atanasio Paúl Maella 

ATANASIO PAUL MAELLA

Labrador. 66 años.

Atanasio vivía en Sobradiel, trabajaba como jornalero y era viudo. Su familia cuenta que tenía la sabiduría que da el trabajo de la huerta y que oía cuando estaban maduros los melones por su crujir sobre la tierra.

En el libro de Julián Ezquerra Un ayer que es todavía se narra como el día 13 de agosto a media mañana apareció un automóvil negro en el pueblo del que bajaron algunos falangistas diciendo que querían “tomarles una declaración” a los miembros de la izquierda. Poco a poco fueron apareciendo todos los que habían sido llamados a declarar, algunos tardaron más que otros porque estaban trabajando en el campo. 
La biznieta de Atanasio nos cuenta que a su bisabuelo fueron a buscarlo a casa, porque se hallaba en cama porque tenía las piernas mal. Lo arrancaron de su casa y de su cama y esa es la última vez que lo vieron los suyos.

Llegó una camioneta y, escoltados por los falangistas, subieron los republicanos que fueron fusilados entre los días 13 y 15 de agosto.

Atanasio fue fusilado el día 14 de agosto de 1936 y junto a él otros diez habitantes de la localidad de Sobradiel: Lorenzo Ezquerra, Julián Peg, Daniel Genzor, Germán Genzor, Paulino Navarro, Eusebio Genzor, Basilio Genzor, Lamberto Muro, Félix Riquelme y el maestro José Berti.

Dice su bisnieta que Atanasio murió dos veces. La primera, por las balas, asesinado por los falangistas; la segunda, por el silencio, condenada durante décadas su memoria por el terror.

Atanasio ni siquiera era un militante destacado de la izquierda. Murió por defender sus derechos. Por reclamar al Conde lo que le había robado el Ebro.

La vida de Atanasio valía 932 pesetas con 50 céntimos. Fue lo que se atrevió a reclamarle en agosto de 1935 en el Juzgado de Municipal a los propietarios de Sobradiel: José Ignacio Cavero, el Conde de Sobradiel; a su hermana Pilar, Condesa viuda de Orgaz; y a su cuñado Manuel Eulate, Marqués de Orovio.

Atanasio les tenía arrendado un campo en la partida llamada de los Cascallos. El Ebro cambió su curso en 1929 y le arrebató a la parcela cuatro hanegas de tierra y seis cahices y medio de trigo que tenía sembrado.

En 1933 acudió al Jurado mixto de la propiedad rústica de Zaragoza, donde Atanasio y el propietario firmaron un acta de acuerdo en la que la propiedad se comprometía a rebajar en 85 pesetas el arriendo, desde 1929 y en los años sucesivos, de modo proporcional a la tierra que se había llevado el río. Pidió también la compensación por el trigo perdido en 1929, 65 pesetas por cahiz de trigo.

Pese al acuerdo judicial, los propietarios siguieron cobrándole íntegro el arrendamiento, por lo que Atanasio les reclamó las 510 pesetas por el arrendamiento entre los años 1929 y 1934 y las 422,5 por el cereal. En total, hace destacar Atanasio en el juzgado que es "una cantidad inferior a mil pesetas" y pide el pago a la propiedad porque Atanasio considera que "es de Justicia".

Desconocemos si la Justicia obligó al Conde de Sobradiel a pagar esas 932,5 pesetas, lo que es seguro es que los propietarios no olvidaron ni perdonaron la tenacidad de Atanasio en defender ante la Justicia el pan de sus hijos.